Un viejito tenía que hacer un espermograma.
Fue a la farmacia y compró un frasquito (potecito)
Cuando llega a la casa, fue al baño e intentó con la mano derecha, intentó
con la izquierda y hasta con las dos, y nada!
Entonces, llaamó a su mujer. Ella intentó con la mano derecha, intentó con la izquierda, con las dos y hasta con la boca y nada consiguió.
No habiendo otra opción, ella llamó a la vecina.
Esta, queriendo ayudar, muy apenada, intentó con la derecha, con la izquierda, con las dos manos, y no muy contenta, pidió
permiso e intentó con la boca, más tampoco obtuvo éxito!
La vecina, no dándose por vencida, llamó a la hija que tenía 18 años,
era la muchacha más encantadora del barrio.
Y una vez repitieron los intentos... una mano, otra, las dos, con la boca, más... nada consiguió.
Ahhhhh... el viejito triste, cabeza baja, volvió a la farmacia y... devolvió el frasquito (potecito) diciendo:
-Señor me daría otro frasquito (potecito), porque éste en mi casa nadie consiguió abrirlo!!!
